Por: Wenzel Musset Lorenzo
Todos los medios, líderes mundiales, agencias de inteligencia y los países principales involucrados (Ucrania y Rusia) han indicado qué la batalla por el Donbass ( la región este de Ucrania) ha comenzado. Rusia se ha dado cuenta de su fracaso por tomar la capital y otras zonas de Ucrania, se ha concentrado en la ciudad costera de Mariupol y en el este del país que desde hace años tiene gran incidencia rusa.
Rusia ha querido camuflar está maniobra cómo un simple cambio de estrategia ( para no admitir la derrota más que visible para el mundo entero en las otras regiones de Ucrania qué intentaron controlar) dentro de sus planes visualiza un escenario similar a la guerra del Donbass del 2014 donde rusia y los separatistas rusos aprovecharon una inestabilidad política para atacar la región del este, donde obtuvieron el control de Crimea.
Pero el mundo de hoy no es el mismo que el del 2014, aunque 8 años de diferencia parecen pocos, el mundo a cambiado exponencialmente tanto política, económica y socialmente, no es el mismo escenario del 2014 donde gobernaba un cobarde Yanukovich que servía a los intereses rusos y salió corriendo en la crisis del Euromaidan, Zelensky ha demostrado tener toda la intención de enfrentar a Rusia y liderar a Ucrania cómo lo ha hecho en estos 50 días de invasión y genocidio por parte de Rusia.
El apoyo masivo hacia Ucrania de parte de la comunidad internacional así cómo las sanciones a Rusia, han hecho ver al megalómano de Putin, que el mundo de hoy está encaminado hacia una gobernanza mundial de justicia social, económica y cooperativa entre naciones que buscan la paz y el desarrollo. El mundo de hoy es totalmente opuesto a Vladimir Putin, sus intereses y forma de gobierno.
El desarrollo de la guerra y este contexto mundial, son cronicas de una muerte anunciada qué muestran otra gran derrota para Rusia en el Donbass, una Ucrania cada vez más cerca de la Unión Europea, el banco central de Rusia que admite una debacle económica en el segundo trimestre de este año y un Putin que está destinado a caminar por la senda del perdedor.