Por: Ryan Bladimir Santos
“Los algarrobos también sueñan” , es una obra escrita por el narrador santiaguero Virgilio Díaz Grullón, y que, unos años después, precisamente en el 1977, fue galardonada con el Premio Anual de Novela Manuel de Jesús Galván. En mi caso, aunque la historia posee mínimos vestigios de novela, y también, ciertos críticos de renombre la han arraigado como tal, considero que es un cuento novelado (extenso); pues el tiempo narrativo es muy fugaz, dinámico, se cuenta mucho en unas tantas páginas.
La historia que narra este cuento o novela corta (como le sea más factible llamarle), es partiendo de un hecho histórico ocurrido en el 1959, que a mi entender se trata del levantamiento del Movimiento 14 de Junio en el 1959, cuyo dirigente era Manolo Tavárez Justo. El objetivo era claro: derrocar a la dictadura trujillista o trujillismo (con Trujillo), como se le conocía en la época. Por eso es que, nuestro personaje principal Alberto junto a más compañeros combatientes, se alzaron en armas desde las lomas, para enfrentar como fieras la autarquía.
Luego de ser atacados por un avión del ejército, Alberto y demás deciden juntarse; emprenden el viaje hacia el otro campamento. Mientras nuestro personaje principal se trepa a un algarrobo de considerable estatura, una bala lejana disparada por el sargento Porfirio Sención, penetra en su cabeza, y, con una lentitud que le alcanza a Virgilio Díaz Grullón para narrar toda la obra, va rememorando su vida, y es aquí donde la estructura narrativa empieza a tomar protagonismo. El hecho que una vez fue lineal, se transforma en acontecimientos paralelos; se narran dos eventos en un sólo acto. Mientras el cuerpo va tropezando con cada rama del algarrobo, los hechos de la vida de Alberto, —recopilados donde le impactó la bala—, van resurgiendo en los demás capítulos restantes. Breve y a la vez ampliamente, ha de presenciar el lector que la existencia del personaje retrocede desde que era adolescente hasta su niñez, a tal extremo, que, cuando el cuerpo del guerrillero es encontrado por el bando opresor, encuentran el cuerpo sin vida de un niño; vestido con un uniforme de hombre; rodeado de semillas de flamboyán…
Esta manera de novelar, ese instante interminable que ocurre mientras el cuerpo nunca cae al pavimento, es una estructura utilizada por grandes narradores de la literatura universal, tales como Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges… Quienesv hayan leído el cuento “El milagro secreto” del último autor mencionado entenderán a la perfección estas octavillas.
Deja una respuesta