Por: Ramón Emilio Peralta
Dicen que siempre hay un rayo de luz, pero lamentablemente a veces ese rayo de luz se apaga de manera inesperada. El 30 de enero del presente año, la modelo, abogada y ganadora del certamen de Miss USA 2019, fue encontrada muerta, luego de lanzarse de un rascacielos, en la calle 42nd Street, frente al condominio The Orion, en Manhattan. Horas antes, la fenecida había posteado una fotografía suya en su cuenta de la red social Instagram, en donde en el pie de foto decía lo siguiente: “Que este día te traiga descanso y paz”. Posteriormente se encontró una carta en su apartamento en donde decía que sus pertenencias le fueran cedidas a su madre.
Según la madre de esta, la ex miss universo, había escondido su depresión.
Este es uno de los tantos casos de suicidios que ocurren a nivel mundial. Se dice que por cada persona que se suicida, 25 personas lo han intentado. ¡Cuántas almas apagadas! Y en nuestro país no es la excepción. Solamente en el primer semestre del año pasado, las estadísticas arrojaban 303 casos de suicidios. Se le atribuyó a las secuelas de la pandemia, producto de la COVID-19.
De acuerdo a las estadísticas del Observatorio de Seguridad Ciudadana (OSC) en el año pasado hubo 597 suicidios. El 62% de los esos casos registrados fueron por ahorcamiento. El 17% por envenenamiento y el 12% por armas de fuego. Un 90% de los decesos son del género masculino, mientras que el 10% restante son mujeres.
Pero, fuera del tema de las secuelas de la COVID-19, es evidente que no siempre ha sido por ello, ya que la pandemia no ha estado presente toda la vida. Muchas veces las personas que se suicidan tienen algún problema psicológico, siendo uno de ellos la depresión, un mal que afecta a nuestra sociedad y no es para nada un juego. Por eso, exhorto a todo aquel o aquella que sienta que tiene un problema de depresión que pierda el miedo y se acerque a un familiar, a un amigo, a alguien que pueda darle ese abrazo sincero y, por supuesto, asista a un especialista de la salud mental, porque existen males que no podemos contrarrestar sin ayuda especial.
Y esto debe también de tomarse en cuenta en cada hogar. Si usted nota que un familiar está actuando de una forma extraña o su comportamiento está revelando actitudes similares a una persona depresiva, no pierda tiempo y bríndele su ayuda.
Cabe destacar que sentirse triste y tener depresión son dos cosas distintas. Una persona puede sentirse mal por la ruptura de una relación, el despido en un empleo, algo que haya salido mal. Y al poco tiempo reponerse. En cambio la depresión trae consigo una avalancha de tristeza, pérdida, ira, frustración que interfieren en la vida normal y se extienden a veces por varios días y hasta semanas. Así que no se debe confundir.
Entre varios de los síntomas de la depresión se encuentran:
*Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
*Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
*Un gran cambio en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
*Cansancio y falta de energía.
*Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
*Dificultad para concentrarse.
*Movimientos lentos o rápidos.
*Pensamientos repetitivos de muerte y de suicidio.
Entre otros más.
Los expertos consideran que el desarrollo de la depresión es causado por una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales. A continuación se describen dichos factores en mayor detalle:
Factores genéticos: La depresión es una condición de salud mental que puede heredarse de los padres. Las investigaciones han revelado que el 40% de las personas diagnosticadas con depresión tienen antecedentes familiares de este trastorno.
Factores físicos: Cuando las personas sufren de depresión, las partes de su cerebro responsable de regular el estado de ánimo, el pensamiento, el sueño, el apetito y el comportamiento no funcionan adecuadamente. Además, las personas con depresión tienen un desequilibrio en ciertos neurotransmisores.
Factores ambientales: El trauma, la pérdida de un ser querido o cualquier otro evento estresante puede propiciar un episodio depresivo. Esto es especialmente cierto cuando una persona carece de las aptitudes necesarias para lidiar con el estrés o cuando no cuenta con un sistema de apoyo sólido.
Es lamentable cada vez que vemos en las noticias un caso de suicidio, pues es notable que la salud mental en este país necesita tener más atención. Pero, principalmente, en los hogares deben de prestarle atención a cada uno de los suyos y actuar en el momento que notemos un cambio de uno de nuestros familiares, amigos y personas cercanas. Por cada persona que ayudemos a dar el paso para buscar ayuda profesional, estamos salvando una vida. Una vida valiosa, porque no importa que tan difícil sea la vida, todos somos importantes, todos estamos aquí por un propósito.
Antes de finalizar quiero decir algo. Por favor, dejen de juzgar a las personas que se suicidan y hacer juicios de valor sin saber nada del tema. Una persona con depresión no ve la vida como la vería otra persona con estabilidad emocional y mental en estado normal. Entiendan que su estado mental no es normal, ya que la depresión es un trastorno y la persona no ha deseado estar así. Vamos a respetar a los demás y en vez de juzgar, ayudemos para que aquella persona cercana a nosotros que esté pasando por un problema, producto de la depresión pueda salir de ese abismo y no tengamos que echar una mirada tras el empañado cristal para ver otro deceso más.
Deja una respuesta