Por: Ryan Bladimir


Hace ya unos días, leí un pequeño artículo publicado en Acento.com, que me pareció muy interesante. Se titula (Elogio a la lectura), escrito por Luis R. Santos. El mismo, habla sobre la caída libre del hábito lector, los libros. Además, y es lo más importante del escrito, retrata tal cual la cruda realidad de nuestro mundo actual.

Adentrarse en la tecnología desproporcionadamente, es dejarse manipular sus pensamientos, vivir a merced de una élite dominante. Como es de esperarse, las sociedades son dinámicas, cambiantes. Pero considero que la lectura es para toda una eternidad… Hoy en día, vivimos en una sociedad mecanizada, rápida; en donde un ser pensante es objeto de inconmensurables críticas por una ola de mediocres e ignorantes, hombres—sombras. Vivimos en una sociedad, en donde el que lleva un libro debajo del brazo es un «Loco, o, esquizofrénico». Vivimos en una sociedad, donde la gran mayoría de los idiotas son maestros e intelectuales. Vivimos en una sociedad, en donde cada día muere una biblioteca (mundo, como bien la nombraba el maestro Borges), y nacen treinta discotecas y bares. Vivimos en una sociedad, en donde el acto de filosofar (si así puedo llamar el acto de reflexionar), ha pasado a ser un pecado mortal, mientras, utilizar por más de seis horas diarias Instagram, Facebook, Youtube o Tik Tok, es un acto de glorificación eterna. Constantemente sale un nuevo iPhone, un nuevo Samsung Galaxy, un nuevo Redmi para adiestrar más ovejitas en la nueva realidad: la tecnológica. 

A continuación agrego un fragmento del artículo (Elogio a la lectura) que mencioné al principio:

“Leer en estos tiempos es un acto revolucionario; es una acción contestaría. Estamos rodeados de bibliotecas virtuales, pero no nos importan. Nuestro tiempo está destinado a saciar las infinitas ganas de consumir naderías. Estamos llenos de imágenes. Respiramos imágenes, supuramos imágenes y vomitamos imágenes. Y mientras más imágenes consumimos, más demandamos, más necesitamos. Y somos más felices que nunca, dicen los estudios que se ocupan del tema. Las series de Netflix, HBO, Disney y otras plataformas satisfacen nuestras necesidades culturales. En los círculos sociales nadie habla del libro que está leyendo, sino de la serie que está viendo. Somos más felices, pero también mucho más idiotas. La manipulación hace estragos a lo ancho y largo del planeta”

Nuestro tiempo es limitado, no vuelve hacia atrás. La vida nos pasa por nuestras caras en un abrir y cerrar de ojos. Es tan poco tiempo que tenemos para no aprovecharlo… Cuando se lee, se conoce, se reflexiona, se llega a una acción. Un mundo lleno de lectores, sería un peligro inminente para la élite opresora. ¡El plan de las élites, cada vez más estratégicos, es tenernos arraigados por el mayor tiempo posible al internet, de ahí el arduo motivo de que cada día nazca una nueva red social!

En cuanto al sistema educativo, dando continuidad a la opresión, debo citar que en la mayoría de todos los países del mundo (en especial Latinoamérica), predomina la misma educación que surgió en Prusia inicios del siglo XX; cuyo propósito era educar a futuros obreros con mentalidad de obreros, no profesionales con ideales. Sobre este tema se pueden citar más matices de esta índole. Aunque me extendí a otros temas, simplemente quise redondear un poco más. Podríamos hablar de las enfermedades creadas para satisfacer bolsillos, simulacros de invasiones para causar estragos en la humanidad, etcétera. Antes de despedir estas cuartillas, me gustaría decir como bien lo situaba el gran pedagogo Paulo Freire: “Sin oprimidos no hay opresores”.

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