Por: Fernando Hiciano



La hambruna traerá carencias graves de alimentos en todo el mundo. La inanición, desnutrición o mal nutrición serán las noticias de los diarios. El hambre acompañada de la muerte poblará toda la geografía del planeta, porque la crisis alimentaria atenta contra la paz mundial. Pero ¿todavía hay tiempo para que los líderes mundiales detengan ese mal que adviene con su poder destructor sobre el género humano? El incremento de los alimentos provocará disturbios sociales en los países, debilitamiento de las instituciones financieras, la quiebra de la democracia y la rotura total de los períodos presidenciales. La inestabilidad política será quien gobernará las naciones, principalmente de aquellos países más vulnerables del planeta.
Según las Naciones Unidas, el hambre ha matado más del 16% de las 150 mil personas que fallecen diariamente en el mundo, sin tomar como referencia la crisis alimentaria mundial que todavía no ha entrado en vigor. Su apertura es inminente por el bloqueo de la guerra de Rusia contra Ucrania, sumándose la tenebrosa sequía que sacude a Etiopía y otras zonas de la tierra asociadas también al cambio climático.

Solo la crisis del 2007 provocó una recesión mundial que se agudizó en el 2008. Desde el inicio de la crisis unos 200 mil millones de dólares especulativos se situaron en los mercados alimenticios, impactando considerablemente las regiones más pobres del mundo, causada por la mala distribución y falta de políticas efectivas, la cual colocó bocabajo a cientos de países pobres en todo el mundo. En la actualidad, el creciente aumento de los precios, el encarecimiento de los productos de primera necesidad es una tendencia que no se detendrá, producto de la volatilidad del alto importe del petróleo por el conflicto bélico. Mientras la crisis se ha profundizado por la guerra, a sabiendas que Moscú representa más del 50% del combustible y la energía que se consumen en los principales países de Europa, adicionándose el calentamiento global, siguiendo su proceso indetenible, pero desolador sobre la faz de la tierra.
Los mercados internacionales muestran ser muy dependientes de Rusia, ya que este país es quien mayormente produce los cereales que se consumen en esos continentes. Además, en este país es donde se elabora la mayor parte de los agroquímicos que son utilizados en todas las tierras productivas del planeta para paliar las plagas en los cultivos.

Según un informe de la Organización de las Naciones para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dice que en el mundo hay suficiente comida. El planeta puede alimentar cinco veces la cantidad de la población mundial, pero el calentamiento global ha hecho estragos en la agricultura, al tanto es más dependiente las producciones agrícolas al uso de los pesticidas. También el organismo internacional alerta sobre las alzas históricas de los alimentos en América Latina que afecta a más de 52 millones de ciudadanos, poniendo en cuestionamiento uno de los objetivos del milenio, respecto de la erradicación del hambre en el mundo. En ese contexto, el hambre ha sacudido los países como Haití, Guatemala, y Guyana. La tasa de los fallecimientos de los niños oscila entre 10 y 20%. En Argentina, Brasil, Chile y Costa Rica poseen tasas entre 1 y 2%. Mientras en República Dominicana el número de desnutridos se contemplan en los datos de la última Encuesta Demográfica y de Salud (ENDESA), la cual da cuenta, que la desnutrición infantil crónica ha declinado de 16.5% (1991) a 6.9% (2013), destacándose que en los niños más pobres su nivel de desnutrición crónica alcanzó al 12%. Según Unicef, otros 6,7 millones de niños menores de 5 años podrían sufrir de desnutrición severa en el mundo debido a la preeminencia del COVID-19, sin tomar en cuenta el caos alimenticio que ha traído la guerra, posibilitando una importante hambruna en todos los países del continente africano dependientes de los productos agrícolas que se producen en Rusia y Ucrania. ¿Se están preparando los presidentes para enfrentar una hambruna sin precedente que ya está al abrir la puerta? Mientras los religiosos asocian esta crisis a la desobediencia del hombre sobre la tierra, poniendo como referencia a Isaías 51:19 que dice: ‘’Estas dos cosas te han acontecido, ¿Quién te confortará?; desolación y desnutrición, hambre y espada, ¿Quién te confortará?’’ Mientras los organismos internaciones alertan a los Estados a prepararse sobre esta gran peste que viene lento pero seguro. ¿Está preparada la humanidad para enfrentar una hambruna después de conocer la pandemia del Covid-19? ¿Qué hace nuestro presidente Luis Rodolfo Abinader Corona para contrarrestar la crisis alimentaria? ¿Los presidentes tendrán que pedirle consejos al hebreo José ante la inminente hambruna que impactará las sociedades más vulnerables del mundo?

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