Por: Gerson Adrián Cordero
La Morada es un cuento del dramaturgo santiaguero José Adolfo Pichardo, incluido en el libro de cuentos: (El canto alegre de la muerte) publicado en el año 2019 por Ediciones Sociedarte y compuesto de 12 historias cortas. José Adolfo Pichardo conocido mayormente por sus obras de teatro, se arriesga en este libro de cuentos, incursionando en uno de los géneros más desarrollados del país (República Dominicana).
La afirmación «Se arriesga» encaja perfectamente en la oración, por el hecho, de ver un escritor como Adolfo Pichardo publicando otro género que no sea el teatro; porque este escritor es un conocido dramaturgo y no ha desarrollado otro género en abundancia como lo ha hecho con el teatro. No es que en el cuento carezca de habilidades, si no, que un autor que le ha dedicado casi todos sus escritos a la dramaturgia, cuando vemos una publicación ajena a esto, nos resulta extraño.
Aún así, en este libro de cuentos, nos encontramos con magníficas piezas, que valen la pena ser leídas, unas mejores que otras, como es de esperar, porque difícilmente encontremos un libro de narraciones que todas las piezas sean excelentes, siempre habrán algunas más débiles que otras.
En algunas ocasiones he mencionado que el cuento dominicano ha tenido un desarrollo significativo, muchos cuentistas de la época se han hecho notar, como: Efraím Castillo, Iván García Guerra, Máximo Vega, José Martín Paulino, José Alcántara Almánzar, José Acosta, Giovanni Cruz Durán, Fernando Berroa, Ubaldo Rosario, Pedro Antonio Valdez, entre otros no menos importantes. Con el Canto alegre de la muerte, Adolfo Pichardo va trazando su camino como otro importante representante de la cuentistica contemporánea del país.
¿Qué nos cuenta La Morada?
La morada nos narra una tragedia familiar. Carlos y Manuela, padres de familia, pasan por la tragedia de haber perdido sus seis hijos en una crecida de un río. A simple vista, podemos solo ver un suceso triste que con el pasar del tiempo se podría dejar en el olvido, (porque aunque es algo ficticio) desgracias parecidas a esta han pasado en muchos lugares. Aunque esta historia es solamente ficticia, si la estudiamos con cuidado arrojará algunos puntos a tomar en consideración. En el cuento encontraremos que dicha narración nos va llevando a descubrir muchas dificultades y problemas psicológicos que están presentes en la sociedad dominicana.
Por ejemplo:
Carlos y Manuela son una típica pareja dominicana, que viven a la orilla de un río. Familia como esta nos las encontramos de sobra en lugares muy peligrosos debido a las inundaciones en tiempos de lluvia. Aún así este tipo de familia logran vivir en ambientes de este tipo, algunas, no porque lo deseen, sino por la circunstancia de la vida. Muchas veces cuando el gobierno sabe que se acerca un huracán alertan a estos hogares o tratan de llevar a las personas a refugios, pero se niegan y es ahí cuando pasan desgracias parecidas a lo que José Adolfo Pichardo nos quiere dejar como mensaje en esta historia.
Otro ejemplo que podemos sacar del cuento es:
Después de la pareja haber perdido sus hijos, el gobierno les regala un apartamento, tratan de rehacer sus vidas, pero el dolor de haberlos perdidos es tan grande, que los hunde en la depresión y la bebida. Este comportamiento, no se le puede criticar, a los personajes, porque la perdida de un hijo es algo terrible, imaginemos la de seis. Lo que realmente quiero puntualizar es lo siguiente: pierden sus hijos y con ellos, su casa. El gobierno le da un nuevo hogar, pero toman la decisión de venderlo y nuevamente irse a construir una casita a la orilla del río. Finalmente así lo hacen, pero nuevamente la pierden y esperan otro regalo del gobierno.
El mismo cuento nos dice:
“El gobierno, ya conociendo la intención comercial de esta gente, no sustituyó las casas.”
Si nos damos cuenta, este tipo de comportamiento no es algo extraño en algunas personas. Incluso, muchos lo toman como un modo de buscar lucro: consiguen una vivienda, la vende, y vuelven a donde estaban antes para que le den otra y volver hacer lo mismo. Se olvidan del peligro que esto puede arrastrar. Finalmente esto es lo que el cuento nos deja como moraleja.
Dejaré que sea la misma historia que nos cuente lo que finalmente ocurrió con la pareja.
“Esa noche, la primera en la nueva casa, Carlos y Manuela no solo permanecían despiertos, sino que los corazones golpeaban a dúo como merengue descarrilado. Cuentan que murieron de miedo. Los ruidos infernales daban noticia de que los muertos del cementerio, se habían despertado para atormentar a la pareja. Ante la insistencia de Manuela, Carlos confesó que la madera de la nueva casa, la sacó de las tumbas: ¡total, el cementerio ya no estaba en uso!”.
Así concluye la narración. Les invito a leerlo y a sacar sus propias conclusiones.
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