Por: César Canela
Un abordaje desde la tesis doctoral del Prof. Juan B. Peña
«Queda usted en entera libertad de elegir
entre estas dos cosas:
o ser filósofo o ser sonámbulo»
J. Ortega y Gasset
La actividad filosófica en Occidente ha sido, desde siempre, un quehacer esencialmente revolucionario y liberador, al haber sido la chispa dio inicio en innúmeras ocasiones a movimientos que provocaron los cambios importantes a lo largo de su historia, sacando a las multitudes de las oscuridades de incultura. Sin duda, la filosofía es un proceso dinámico que nos lleva a dar el paso del pensamiento mítico al pensamiento crítico, es decir, es un camino constante que nos invita a salir de las cavernas de la ignorancia y de las supuestas verdades para entrar en contacto con la verdad racionalmente fundamentada. Ciertamente que esa salida de la caverna es un proceso que toma su tiempo porque el individuo debe ser expuesto a una serie de herramientas, a diferentes ideas y a procedimientos que le inviten a liberarse, para ver el mundo policromático que está en el exterior de la caverna. Luego, fuera de la caverna, debe ser capaz de soportar el peso del conocimiento y, con humildad, arriesgar su vida para liberar a los demás que aún están prisioneros dentro.[1]
A lo que nosotros llamamos como cavernas, el Dr. Juan B. Peña les llama situaciones críticas, las cuales presenta de la siguiente manera: «la falta de planificación a nivel estatal; el irrespeto de los gobiernos a la Constitución y a las leyes; los crímenes de Estado; el personalismo gubernamental; la partidocracia; y el transfuguismo político», en su magistral tesis doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», aporte filosófico que, a mí juicio, es una convincente invitación a salir de ciertas cavernas para poder avanzar de manera integral como país, pues el Dr. Peña logra con creces su objetivo fundamental: «analizar la influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana, y su impacto en el desarrollo educativo».
Las cavernas de la ignorancia dominicana empezaron a germinar en el país desde el siglo XIX, porque se rechazó, por miedo o desconocimiento, la educación humanista hostosiana, la cual, pudo haber aportado mayor desarrollo intelectual. Peor aún, los aportes educativos de Hostos quedaron definitivamente marginados en el siglo XX por el dogmatismo religioso imperante, instalándose una educación menos científica y menos crítica que castigaba la disidencia intelectual. Esto queda demostrado en la fundamentación histórica de las mencionadas cavernas o situaciones críticas que el autor realiza al constatar que a lo largo de la historia dominicana, especialmente en los últimos 100 años, nuestra nación ha caído en un círculo vicioso que se consolidó con las dos intervenciones militares estadounidenses (1916-1924 y 1965), el cual, llegó a su punto máximo en la criminal Era de Trujillo, creando una cultura represiva que, con el apoyo de los EE.UU, frustró los intentos democráticos de Juan Bosch y de la Revolución de Abril de 1965, dando paso a los doce años de Balaguer que no fueron más que un trujillismo sin Trujillo. Las situaciones críticas continuaron presentes y se hicieron más evidentes en los gobiernos del PRD (1978-1986; 2000-2004), en otros gobiernos de Balaguer con el PRSC (1986-1996) y en los veinte años del PLD (1996-2000; 2004-2016).[2]
Es necesario resaltar que, en todos los acontecimientos antes mencionados, gran parte de la clase dominante, en complicidad siempre con EE.UU. y sus personeros, jugó y sigue jugando un papel reprochable, con muy pocas excepciones en el escenario nacional. Esta clase de personas está presente en todos los partidos políticos ya que no es un mal propio de un grupito, sino que es un mal nacional en el que todos, activa o pasivamente, somos cómplices.
La investigación del citado filósofo pone de manifiesto que la actualidad dominicana es el resultado y la reproducción de esas situaciones críticas, de las cuales, los problemas causados al sistema educativo son los más preocupantes. A modo de ilustración, el autor compara la realidad dominicana con la condena de Sísifo, un personaje de la mitología griega que fue condenado a empujar eternamente una piedra por una colina una y otra vez, mientras ésta, cada vez que llegaba a la cima, se precipitaba de nuevo hacia el pie de la colina, eternamente. Así mismo, dice el autor, ocurre con nuestro país, ya que vamos avanzando, pero nuestro mal manejo institucional nos ha llevado a repetir los mismos males frecuentemente.
No obstante, su análisis, como era de esperarse, no se queda solamente en señalar los males que aquejan a nuestra Patria, sino que propone, para enfrentar las situaciones críticas, un Plan de Nación que complemente, amplifique y enriquezca integralmente la Estrategia Nacional de Desarrollo (2012-2030) que impulsó el Ministerio de Economía de la República Dominicana. Aunque esta estrategia es una buena iniciativa, solo se enfoca en el desarrollo económico; pero lo que necesitamos es un desarrollo integral que dé prioridad al comportamiento social, dado que nuestro país requiere un relanzamiento ético desde un pensamiento crítico-filosófico.[3]
Junto con este Plan de Nación, que debe estar por encima de los partidos políticos, se propone una modificación curricular en la que haya mayor presencia de la filosofía, para así ir mitigando los efectos negativos que ha generado la irresponsabilidad política en el desarrollo de la historia dominicana. Esta propuesta está enfocada también en modificar el modo de cómo se enseña filosofía en el país, debido a que la mayor parte de la gente cree que enseñar filosofía es únicamente memorizar a los filósofos o a las corrientes filosóficas. Lo que se propone es un entrenamiento del pensamiento crítico que permita edificar el pensamiento crítico-reflexivo en pro del desarrollo de nuestro país.
Cabe destacar que en 4to de secundaria, para la salida optativa de Humanidades y Ciencias Sociales, el Currículum Educativo Dominicano intenta promover la filosofía con el curso titulado «Filosofía Social y Pensamiento Dominicano», además de que hace hincapié en que se debe dar prioridad al pensamiento crítico. El contenido para este curso es interesante, pero se queda en la periferia al no fomentar de manera integral la importancia del pensamiento y de la actividad filosófica. Esta iniciativa curricular del Estado Dominicano es positiva en vista de que podría ser el inicio, junto con las propuestas de Juan Peña, de una presencia más activa del Pensamiento Filosófico en nuestro país. Necesitamos trabajar, desde ya, en lainstauración de un modelo educación más crítico, científico y filosófico.
Desde mi perspectiva, la investigación doctoral «Influencia de la política en el devenir histórico de la sociedad dominicana y su impacto en el desarrollo educativo: Propuesta para superar el estancamiento sociopolítico con una educación desde la Filosofía», defendida por Juan B. Peña, es una redacción que se desarrolla de acuerdo a las etapas de la dialéctica, la primera parte es la Tesis -Realidad Dominicana-, la segunda es la Antítesis -Análisis Filosófico de la Realidad Dominicana- y la tercera es la Síntesis -Propuestas Filosóficas para superar las situaciones críticas de la realidad Dominicana-. Los tres momentos de esta tesis son, en su forma integral, un aporte sin precedentes a la sociedad del conocimiento universal desde la República Dominicana.
Los doctores que valoraron la tesis en cuestión la catalogaron como un aporte que puede ser extendido a Latinoamérica por la realidad similar de nuestros países. Además, la estimaron como una tesis atrevida y valiente, a consecuencia de que hace de la filosofía una actividad práctica que denuncia con evidencia racional los males de una sociedad y propone posibles soluciones para mitigar los males denunciados.
Importante destacar que este trabajo de investigación estuvo bajo la dirección del renombrado profesor de la Universidad del País Vasco el Dr. José Ignacio Galparsoro Ruiz, quien tiene anotado en su hoja de vida numerosos aportes a la educación de Latinoamérica. En República Dominicana ha dirigido varias tesis doctorales, entre las que destaca la del Dr. José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Relaciones Públicas y Comunicaciones del Grupo Popular.
Finalmente, me queda la enseñanza, una vez más, de que el desarrollo de los pueblos se inicia, se escribe, se mantiene y se proyecta con la educación, desde la educación y a través de la educación, y no cualquier educación, sino una educación que fomente el pensamiento crítico, científico, libre y filosófico.
¡Que la filosofía les acompañe! Un abrazo.
[1]Cfr. Platón, Quintás, G., Fernández-Galiano, M., & Pabón, J. M. (1990). La república. Libro VII. Universitat de València. Pags. 23-26
[2] Cfr. Peña Soriano, J. B. (2021). Op. Cit
[3] Ibíd.
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