Por: Enmanuel Peralta


[Disertaciones de Enmanuel Peralta sobre la epístola universal del Apóstol Santiago, el justo]

“El que lea la carta de Santiago que no se engañe a sí mismo intentando acomodar. No se necesita ser teólogo para entender la epístola, ni se necesita el marxismo para ponerla en práctica ni conservadores que la suavizan y hagan apologética contra el socialismo.”

 Hacia  el conocimiento de Jesús llegamos por medio de una auténtica fe,  humildad sincera y honestidad de vida frente a nuestros despropósitos morales. La carta de Santiago nos muestra con sencillez el estilo de vida y la visión del hermano, sin prejuicios, que debe tener un cristiano. En los últimos siglos, los pensadores del mundo cristiano se han equivocado bastante, y se han distanciado del significado del evangelio, por falta muchas veces de entendimiento, exactamente en los puntos que trata  esta carta, para  su aplicación en la cotidianidad. La carta es tan simple que no necesita de teóricos. Algunos predicadores cristianos la evaden y la metaforizan con esfuerzos retóricos descomunales para balancear la crisis espiritual que provoca en los cristianos “Ricky Rich”. Los predicadores filo-pobres, por otro lado, encuentran el “socialismo” y las soluciones contra el “sistema capitalista”. Los predicadores no quieren ofender a los avaros y la ablandan; los que predican sociología eclesiástica ven “sistemas socio-económicos”. Y los tontos ven la “crítica social”. Pero jamás se ven criticados a sí mismos, que creo que es la intención de la carta: una autoexaminación de la fe que profesan los creyentes. Ni los ricos ni los pobres están fuera de estas exhortaciones prestísimas para la coherencia de la vida de fe: “El hermano de condición humilde gloríese en su exaltación; 10. y el rico, en su humillación, porque pasará como flor de hierba". [ Santiago 1, 8-9, biblia de Jerusalén]. 

Dios llama con la voz suya al corazón del ser humano, no para crear “sistemas socio-económicos” ni para crear teorías de “economía política”. La carta de Santiago es esencial en el entendimiento de lo que el autor quiere, que es en sí, como él mismo se presenta: “siervo de Dios y  del señor Jesucristo” . ¿Qué otra cosa pide el autor que se le entienda sino en la clave de lo que él mismo dice de sí. Es un siervo de Jesucristo y es lo que el autor llama a los hermanos a ser. Por lo tanto, con una simplicidad sapiencial, coloca los puntos esenciales de la vida de Fe, y las obras de misericordia como máxima expresión de una fe pura y verdadera religión. Pues dice: "¿De qué sirve, hermanos míos, que alguien diga: «Tengo fe», si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarle la fe? 15. Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, 16. y alguno de vosotros les dice: «Idos en paz, calentaos y hartos», pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? 17. Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta." [Santiago, 2, 14-17, Biblia de Jerusalén].

Hay que aclarar, antes de dar pie a las reflexiones que nos conciernen, que esta carta apostólica es auténtica, por lo tanto, no se ha de tener como un autor posterior(pseudoepigrafía),  o que la carta tiene cuestiones originarias de Santiago pero que fue  fue reelaborada más tarde con añadiduras, según algunos locos teólogos que dicen barbaridades con mucha seriedad. O, que un autor desconocido la escribió bajo el nombre de Santiago para contradecir a Pablo, etc, etc… bla, bla, bla. Ideologías modernistas. Y falta de sentido común. No, no es así. Hay que dejar de mirar las escrituras desde las ópticas pseudocientíficas del método histórico-crítico. Bajo esos lentes toda historicidad es falsa, porque no hay un documento que lo confirme, ni lo menciona un autor reconocido-ni hay videos ni fotos-.  Todo empieza con los  teólogos alemanes; a Martín Lutero nunca le cayó bien la carta de Santiago, porque ponía de cabeza su doctrina de la “sola gracia” y la “justificación por la sola fe”. En su traducción de la biblia a la lengua alemana escribió sobre esta carta: “La epístola de Santiago es realmente una correcta epístola llena de paja, en comparación con estas otras (Romanos, Gálatas, Efesios, 1 Pedro, y 1 Juan), ya que no tiene nada de la naturaleza del evangelio en ella. Sembró la duda en sus seguidores, y se han encargado de elaborar toda clase de teoría sobre la canonicidad y autenticidad  de esta carta. Y muchos católicos acogen las teorías protestante con limonada de bienvenida. Un inquisidor medieval no le caería tan mal a estos amigos nuestros, aunque sea  para darle un sustico.   

Hoy en día,  teólogos y predicadores conservadores debido a que muchos socialistas la usan para justificar doctrinas marxistas, hacen añicos forzando su significado, suavizando, y llamando  “comunistas” a cualquier individuo que entienda esta carta. En sus líos de bandos teológicos e ideológicos han hecho de esta carta un despilfarro de interpretaciones falaces, que derivan en discusiones socio-económicas. Cosa que a Santiago no le interesaba.

El que lea la carta de Santiago que no se engañe a sí mismo intentando acomodar. No se necesita ser teólogo para entender la epístola, ni se necesita el marxismo para ponerla en práctica ni conservadores que la suavizan y hagan apologética contra el socialismo. La carta del apóstol sólo pretende enseñar de manera seria las consecuencias prácticas de cada día en la vida del que ha creído en Jesús como Mesías, sin grandes formulaciones teológicas ni dogmática; Santiago lleva sus lectores (destinatarios) a un punto muy específico: amar al prójimo. Y no trata complejidades con temas de ideologías de políticas públicas sobre cuestiones sociales ni la elaboración de sistemas de doctrina. Pero es evidente que parte de la doctrina hacía las consecuencias prácticas que derivan de ella. 

¿Cómo ser cristiano en el día a día? De eso se trata. Sin más. Claro, habla a ricos y a pobres, y de cómo llevar esa relación, a veces indecente, de la iglesia primitiva, entre ricos y pobres. Pero también entre santos y no santos, líderes, poderosos y el pueblo llano. La carta es clarísima. Y se debe ahorrar discusiones sobre su “profundo” sentido socialista. Es una invitación a mantenerse en la fe y en sus obras a pesar de las dificultades ambientales; cristianos en medio de la pobreza, la violencia y la marginalidad como consecuencia de vivir alrededor de un imperio donde las clases sociales hacían notar terriblemente sus diferencias para conservarse.  

Un artículo periodístico de 2013 Jim Reiher (julio de 2013), “Violent Language – a clue to the Historical Occasion of James.” Evangelical Quarterly. Vol. LXXXV No. 3. Explora los antecedentes históricos violentos detrás de la epístola y ofrece la sugerencia de que fue efectivamente escrita por Jacobo el hermano de Jesús, y por lo tanto escrito antes del año 62, el año de su asesinato.La década de los 50 vio el crecimiento de la agitación y la violencia en Palestina y los judíos se sintieron cada vez más frustrados con la corrupción, la injusticia y la pobreza. Se prolongó en los años 60 y cuatro años después del asesinato de Jacobo, estalló la guerra con Roma, una guerra que llevaría a la destrucción de Jerusalén y la dispersión de la población. La epístola de Santiago es conocida por exhortaciones sobre la lucha contra la pobreza y el cuidado de los pobres de manera práctica (1:26–27; 2:1–4; 2:14–19; 5:1–6), defender a los oprimidos (2:1–4; 5:1–6) y no ser «como el mundo» en la forma en que uno responde al mal en el mundo (1:26–27; 2:11; 3:13–18; 4:1–10). La sabiduría del mundo es rechazada y se exhortó a la gente a abrazar la sabiduría celestial, que incluye el establecimiento de la paz y la búsqueda de la rectitud y la justicia (3:13–18). Este enfoque considera la epístola como una verdadera carta con un propósito inmediato real: alentar a los judeocristianos a no volver a la violencia en su respuesta a la injusticia y la pobreza, sino más bien para mantenerse enfocados en hacer el bien, mantenerse santos, y abrazar la sabiduría de los cielos, no la sabiduría del mundo. 

De esto deriva la ausencia de descripciones teológicas o dogmáticas, es un llamado a una conciencia cristiana, de que es más que saberse el Credo de memoria. La vida de fe, encuentra su sentido religioso en la práctica del día a día, bajo una auténtica y pura responsabilidad personal. No son teorías didácticas para resolver problemas del pensamiento cómo se enfrentó San Pablo en las iglesias helenizadas fundadas por él.

La fe, de acuerdo a la carta de Santiago, es para vivirla a pesar de las dificultades, no mirando sobre interpretaciones sociales, ni disminuyendo las prácticas de la religión a las circunstancias ni periodos históricos. Aquellos que ponen el corazón en leerla con devoción, entienden mejor si ven en ellas un espejo de la propia conciencia del que profesa la fe. 

No es más que una exhortación  a los miembros de la iglesia a amar al prójimo, con ejemplos prácticos, metáforas, proverbios, reprensiones. Y sobre todo da esperanza a los hombres. 

Enmanuel Peralta, el deifico. Les agradezco siempre su tiempo para leer mis ensayos sobre religión, espiritualidad, arte y cultura. Los estimo, paz y bien a todos.

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