«Primero creamos las herramientas, luego las herramientas nos crean» -Marshall McLuhan


El martes 19 de Octubre del 2021 participé de forma online en el V Congreso de Doctorandos en Filosofía que Organiza, desde hace varios años, el Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Allí tuve la oportunidad de conocer distintos enfoques de investigación que presentaron jóvenes doctorandos que estudian varias universidades alrededor del mundo. Abordé la “Relación ontológica y ética entre tecnología y la vida del hombre moderno”. He decido publicar un extracto de mi ponencia, especialmente para los amigos que me preguntaron. 

Las ideas que propuse fueron las siguientes:

El hombre, desde siempre, se ha valido de la materia prima que ha tenido a su alcance para construir herramientas, transformar su alrededor, mejorar sus actividades de caza y garantizar en cada momento su vida. La técnica parece ser una actividad fundamental en la vida del ser humano ya que le ha acompañado a lo largo del tiempo. Desde que el hombre construye una nueva herramienta da un pequeño paso evolutivo, se percibe ontológicamente de otro modo y entran en juego otras implicancias éticas. 

En ese tenor, la actividad técnica se ha intensificado y ampliado en el mundo moderno. Desde la segunda mitad del siglo XX el ser humano ha experimentado cambios sin precedentes en las tecnologías, las cuales, han modificado ampliamente la vida. Karl Mitcham, afirmó que existe una relación intrínseca entre los aparatos tecnológicos y los órganos del cuerpo humano porque el dedo doblado se convierte en un gancho, el hueco de la mano en un plato y así sucesivamente con herramientas dedicadas a la caza y al trabajo agrícola.

En ese mismo orden, Hannah Arendt, afirmó que la tecnología es la libertad humana lograda y entendida en términos de dominio material y superación de las limitaciones de la naturaleza. Esto nos muestra que estos avances técnicos buscan, por un lado, satisfacer la necesidad humana de crear y, por otro, superar las limitaciones humanas relacionadas con la comunicación, la transportación, el almacenamiento de información, el tiempo y el espacio, entre otras cosas. [Evidencia de esto podemos ver en esta pandemia del coronavirus (Sars-Cov-2)]

Ortega afirma que el hombre no puede vivir sin la técnica, aunque éste quisiera, porque ella se ha incorporado en todos los aspectos de su vida, él no vive en la naturaleza, sino que está alojado por encima de ella satisfaciendo sus necesidades de bienestar, es decir, “la técnica es, por lo pronto, el esfuerzo para ahorrar esfuerzo”[1] “Un hombre sin técnica, es decir, sin reacción contra el medio, no es un hombre”[2]. El hombre “necesita” la técnica para su ciclo vital, no es una necesidad de tipo biológica sino ontológica. El hombre sin técnica no es hombre. 

Suele repetirse de forma rápida y, con cierta razón, que el ser humano es un animal, obviamente que no se puede hacer una negación de las características biológicas que comparten los humanos con otros seres vivos, sin embargo, el ser humano no está en la naturaleza, vive en la sobrenaturaleza, ha construido ciudades y artefactos que le hacen trascender la vida animal. 

Esa vivencia en la sobrenaturaleza mirada desde la creatividad es un hechoAhora bien, la mala administración de esa idea puede acarear unos problemas de tipo ético y podría ser una justificación para seguir promoviendo la explotación agresiva de los recursos. El estar sobrenaturaleza nos permite la posibilidad de aprovechar el medio sin destruir porque nuestra actividad técnica no tiene como destino destruir lo naturalmente dado, sino transformarlo para los fines humanos. 

Aunque en términos biológicos el ser humano podría estar, existir sin la necesidad de la técnica, pero para vivir necesita de ella porque su siendo no se limita a operaciones biológicas. El vivir es estar bien, mientras que el existir es solo estar. El hombre no crea por necesidad animal, sino que hay una intencionalidad que va más allá del simple hecho de sobrevivir. El ser humano crea para acomodarse, para su bienestar.

Si su finalidad creativa fuera solo para sobrevivir, no tendría sentido crear un ordenador, un celular, una silla, un coche, un avión (etc.), porque, aunque estas cosas son útiles en el devenir de la vida, sin embargo, no son estrictamente necesarias para sobrevivir, aunque para vivir síEl hombre no crea para sobrevivir sino para vivir. Sobrevivir es magnitud fija, vivir es dinámico, histórico. El sobrevivir es instintivo es contrario a los actos técnicos.

Aunque la técnica, como hemos dicho, busca el bienestar de la vida humana, surgen varias preocupaciones de tipo antropológicas y éticas. Hoy la vida es también online que pretende ser tan “real” como la vida concreta. El cuerpo humano adquiere otro sentido porque muchas de las interacciones son a través de una pantalla que corrige algunas imperfecciones físicas y se muestra como la realidad en sí. Junto con todo esto, se podría decir que el móvil es una extensión de la memoria, de las emociones y hasta de la vida porque éste modifica las relaciones humanas y la valoración de la otredad.

Este rápido, incesante y agobiante avance de la tecnología -técnica- lleva a poner la vista en la vida como escenario supremo. Se precisa una honda reflexión filosófica para comprender la posición que ocupa el ser humano en el mundo actual [frente a la automatización] y, también, reconsiderar ímpetu creativo y la responsabilidad con la tecnología.

Finalmente, lo presentado hasta ahora es la primera parte de la investigación, hay otra parte que se está trabajando con los fundamentos reflexivos de la tecnología desde Arendt, Mumford y Ellul, aunque la columna vertebral sigue siendo Ortega y Gasset por su visión integral de ser humano. En todo este proceso vital se va haciendo el hombre desde su yo y sus circunstancias. Reiteramos, el ser humano no vive en la naturaleza, sino que, con la técnica, vive en la sobrenaturaleza. 

¡Un fuerte abrazo! ¡Que la filosofía te acompañe!


[1] Cfr. Ortega y Gasset, J. Meditación de la técnica, y otros ensayos. Revista de Occidente. 

[2] Ortega y Gasset, J. (1939). Ensimismamiento y alteración: meditación de la técnica. Espasa-Calpe, S.A. Pág. 69

César Canela

Nacido en Bonao, a finales del siglo XX, siempre estudiante, profesor en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y en la Universidad Católica del Cibao (UCATECI). Actualmente, realizando el doctorado en Filosofía en la Universidad de Salamanca, España. Productor del Podcast Live Filosófico. Amante del saber, amante de la metafísica aristotélica, apasionado de la historia, amante del campo, estudioso de la filosofía especialmente de la hispánica, bibliófilo, cuasi músico e intento de poeta. Miembro de la Unión de Escritores de Monseñor Nouel, Inc; y de la Federación de Campesinos Hacia el Progreso, Inc.

Autor

  • César Canela

    Nacido en Bonao, a finales del siglo XX, siempre estudiante, profesor en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y en la Universidad Católica del Cibao (UCATECI). Actualmente, realizando el doctorado en Filosofía en la Universidad de Salamanca, España. Productor del Podcast Live Filosófico. Amante del saber, amante de la metafísica aristotélica, apasionado de la historia, amante del campo, estudioso de la filosofía especialmente de la hispánica, bibliófilo, cuasi músico e intento de poeta. Miembro de la Unión de Escritores de Monseñor Nouel, Inc; y de la Federación de Campesinos Hacia el Progreso, Inc.».

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