Por lo que dice en el fragmento anterior, Frank Moya Pons pertenece al grupo de historiadores dominicanos que piensan que el cierre de la universidad de Santo Tomás de Aquino se debió al reclutamiento militar de los jóvenes que habitaban la parte oriental de la isla, según otra tesis, el cierre de la universidad se debió a que se quedó sin maestros, pues, muchos habían emigrados del país al producirse la unificación de la isla en febrero de 1822, pero ¿Realmente la universidad cerró sus puertas por estas razones? Por supuesto que no.
La tesis de que Boyer no ordenó el cierre de la universidad, sino que esta fue una consecuencia inmediata luego de haberse quedado sin estudiantes o maestros, es tratada únicamente por historiadores dominicanos, quizás para flexibilizar un poco la imagen de Boyer, no obstante, a los historiadores haitianos no le queda la menor duda de que el cierre de la universidad se produjo por orden directa de Boyer, pues en la historiografía haitiana es de conocimiento general que Boyer le temía las masas cultivadas, pues, no solo lo hizo en Santo Domingo, sino también en Haití. Dos sociólogos haitianos, François Duvalier y Dorimer Denis, tildan abiertamente a Boyer de ser “oscurantista”, y lo acusan de haber cerrado las escuelas del Norte de Haití fundadas por Christopher. El intelectual haitiano Alcius Charmant escribió sobre Boyer en su libro: ¿Vivirá Haití?, que Boyer mandaba a envenenar, deportar o fusilar a todos los negros de cierto valor intelectual. Charmant afirma que, un intelectual haitiano de apellido Darfour, se rebeló contra Boyer por el sistema inquisitorial implantado por el mandatario haitiano, y este respondió la rebelión con una orden de fusilamiento, todo eso por haber hecho pública su queja contra el gobierno.
El historiador haitiano Jean Price Mars dice que la prioridad de Boyer fue siempre zanjar la deuda con Francia, de modo que, cerró la universidad porque costearla salía caro y ahorrar dinero para pagar la deuda era una cuestión de Estado, cuando Price Mars hace estas afirmaciones, se basa en la opinión de un contemporáneo de Boyer, el intelectual haitiano Beaubrun Ardouin. Según este autor, lo que no estaba destinado a pagar la deuda con Francia, estaba dirigido a mantener el ejército, pues, su método respondía a la necesidad de defender el territorio de posibles enemigos, es decir, las potencias coloniales de entonces, Price Mars escribió: «prefirió consagrar la mayor parte de las rentas del país a mantener fuerzas armadas de cincuenta mil hombres antes que crear escuelas primarias y organizar un sistema de enseñanza secundaria y superior que hubiera podido dar a las masas un mínimo de conocimientos y prepara a la flor nata de los intelectuales verdaderamente indispensable para la evolución del país. ¿Acaso no había cerrado la antigua Universidad de Santo Domingo para reemplazarla por una escuela primaria, y eso a causa de los gastos requeridos para su funcionamiento?»
Santo Domingo no fue la excepción, en Haití igualmente cerró los centros escolares más importantes del país, aunque permitió algunas escuelas primarias o para la formación básica. En su obra L’Instruction publique en Haití, el historiador haitiano Edner Brutus sostiene que, Boyer cerró el liceo Petión, el más importante centro de enseñanza de Haití y suspendió todos los programas educativos, incluso, hace una lista de todos los centros escolares cerrados por Boyer durante aquel periodo:
1- École primaire de Cap-Haitiens.
2- Port de Paix.
3- Gonaives.
4- Saint Marc.
5- College Royal.
6- Saint Souci.
7- Jean Rabel.
8- Plaisance.
9- Saint Louis du Nord.
Etc.
En la página 88 de ese mismo libro (Imprimerie d’Etat, 1944), Brutus señala que Boyer no creó, durante los 25 años de su mandato, ninguna escuela para señoritas, pese a que el articulo 18 de la Constitución por él refrendada establecía esta obligación. En la página 90, también dice: «Brutalmente, durante este mismo año, cerró la Universidad de Santo Domingo». En la página 115: «La clausura de la Universidad de Santo Domingo es sintomática de su oscurantismo, como es reveladora de su espíritu de casta, la obligación que impuso a los niños de pertenecer a una familia afiliada a su servicio para poder asistir a una de las 17 escuelas nacionales primarias de la isla». La idea de que Boyer era un gobernante de luces progresistas y de que él no había cerrado la Universidad de Santo Domingo, es cosa que sale de nuestra propia historiografía, no de la de ellos, es decir, que son nuestros historiadores o algunos de ellos los que hacen tales afirmaciones.
Fuente:
1- Frank Moya Pons: «La dominación haitiana», Santo Domingo, 2013, pág. 44
2- Joaquín Balaguer: «La isla al revés», Editora Corripio, Segunda edición, Santo Domingo, 1984, pág. 14.
3- Manuel Núñez: «El ocaso de la Nación dominicana», Santo Domingo, 1990, págs. 75-78.
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